8 de abril de 2011

Mitos descartados sobre la universidad

Esta uva no era...
Finalmente, como todo aquel que finaliza sus hermosos estudios secundarios (a los cuales pretende no volver a ver nunca más), empecé la universidad. Es decir, me sucedieron dos cosas:




  • La primera, comencé a formar parte de los bloggers universitarios, ya que hace tiempo comencé a elaborar la teoría de que la mayoría de los bloggeros tienen de 20 años para arriba, mientras que los adolescentes dominaban otros formatos como el Fotolog, que creo que ya murió o está en las últimas.
  • La segunda, me metí en una jaula mucho peor; porque uno cuando termina el colegio se hace la idea de que "Ahhhh...¡ya estáNunca más!" y al final resulta que la carrera que elegiste dura unos quichicientos años; resultando de esto otro secundario, pero mucho más recargado (mucho).
Pero a pesar de todas estas contras, yo, que siempre miro el lado positivo (¿?), logré descartar ciertos temores infundados durante el colegio, ya que voy unas semanas de clase y:
  • Ningún profesor me pegó.
  • Ningún profesor quiso comerme.
  • Ningún profesor se transformó en monstruo y quiso comerme.
  • Ningún profesor me pegó, me escupió o me amenazó con un látigo o algo por el estilo.
  • Ningún profesor me odia; de hecho, ni siquiera saben mi nombre.
  • Comprobé que los profesores comen, charlan y ríen como los seres humanos.
  • No existe una habitación donde torturen a los alumnos (al menos, yo no la encontré).
  • No te están vigilando todo el tiempo a ver qué hacés y qué no.
  • La gran diferencia con el colegio es que el 80% de todo depende pura y exclusivamente de vos, lo cual es mucho más difícil que cuando tenías a tus profes o a tu seño detrás tuyo preguntando "A ver nene, ¿hiciste la tarea, nene?"
Así que ya saben: si algún imbécil amigo les viene con otra leyenda urbana sobre la facultad, asientan con la cabeza como se hace con los locos o revoléenle su útil escolar más cercano.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajaja! Genial!

María Marta